Eien no Ai

Que nadie separe dos corazones destinados a amarse eternamente.

Hace ya 15 años desde que Mimi-o Sumaseba llegó a los cines y aún sigue siendo una de mis películas favoritas. Es arriesgado hacer una película así, repleta de sensibilidad y carente de acción, y con el peso y la responsabilidad del trabajo impecable del mejor estudio de animación del mundo. Yoshifumi Kondô entró en el juego de dirigir un shôjo en la gran pantalla y nos regaló una obra maestra. Puede descansar en paz. Su trabajo le mantendrá vivo eternamente.